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Correr con calor¿Cómo entrenar seguro en altas temperaturas?
Correr con calor implica riesgos que muchos runners subestiman. Cuando las temperaturas suben, el cuerpo necesita más esfuerzo para mantener un rendimiento óptimo. Por eso, adaptarse a estas condiciones es clave si se quiere evitar el agotamiento prematuro, la deshidratación o incluso problemas más graves como los golpes de calor.
Los entrenamientos no se detienen por el clima. Adaptarse y planificar mejor es lo que permite mantener la constancia, prevenir las lesiones y avanzar con responsabilidad. En ciudades como Bogotá, donde la altitud y el clima pueden variar, el entrenamiento debe considerar también los días soleados y calurosos, especialmente en las semanas previas a eventos como la media maratón.
Este artículo te ofrece pautas prácticas y fundamentadas para correr en verano con seguridad y eficacia. Además, encontrarás recomendaciones sobre la ropa adecuada para correr a altas temperaturas, la hidratación para runners y cómo prevenir efectos adversos durante tus sesiones.

Correr en verano: adaptaciones necesarias para el clima
Correr en verano implica una preparación distinta a la de otras épocas del año. El aumento de la temperatura ambiental cambia la forma en la que el cuerpo responde al ejercicio aeróbico. Aunque correr con calor es posible, requiere que el corredor se adapte física y mentalmente a nuevas condiciones. La aclimatación progresiva es una de las primeras recomendaciones.
Entrenar en ambientes calurosos durante una o dos semanas, con sesiones de baja intensidad y corta duración, permite que el organismo ajuste sus mecanismos de termorregulación. Este proceso favorece una sudoración más eficiente, además de una mejor distribución del flujo sanguíneo y una mayor tolerancia al esfuerzo, aspectos fundamentales para mantener el rendimiento sin comprometer la salud.
La elección del terreno también debe modificarse. Durante los días calurosos, las superficies asfaltadas pueden alcanzar temperaturas mucho más altas que el aire ambiente, generando un aumento del calor irradiado que afecta directamente al corredor. Por eso, se recomienda priorizar rutas con sombra, preferiblemente rodeadas de vegetación, donde la temperatura puede descender entre 2 y 5 grados. Asimismo, correr en parques o senderos de tierra ayuda a reducir el impacto térmico acumulado. Incluir pausas programadas en zonas frescas o con acceso al agua también es parte de una estrategia efectiva para mantener la temperatura corporal dentro de un rango seguro.
El calentamiento y la recuperación también deben adaptarse. En condiciones de calor, el cuerpo alcanza niveles de activación muscular más rápido, por lo que un calentamiento prolongado puede generar fatiga antes de iniciar el bloque principal del entrenamiento. Por esto, se sugiere un calentamiento corto, de baja intensidad y con movilidad articular básica. En la fase de recuperación, es esencial permitir que el cuerpo retorne gradualmente a su estado basal, favoreciendo la rehidratación y el descenso térmico con métodos como el enfriamiento activo (caminar tras la carrera) y el acceso a la sombra o a la ventilación cruzada natural.
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Por último, la carga mental del entrenamiento en calor no debe subestimarse. Las altas temperaturas incrementan la percepción del esfuerzo, lo que puede generar desmotivación o sensación de bajo rendimiento. Ajustar las expectativas y enfocar el entrenamiento como un estímulo para la adaptación, más que como una medición del estado físico, ayuda a conservar la motivación.
Además, realizar el entrenamiento en grupo o bajo supervisión profesional mejora la adherencia, permite monitorear los signos de alerta y ofrece herramientas para ajustar el plan de forma segura. En este sentido, contar con estructuras organizadas como los entrenamientos oficiales de la media maratón de Bogotá puede marcar una diferencia significativa.

Hidratación para runners: claves para evitar la descompensación
La hidratación para runners en climas cálidos no se limita al consumo de agua durante el ejercicio. Inicia desde horas antes del entrenamiento, con una planificación que garantice una adecuada disponibilidad de líquidos en el cuerpo. Es fundamental mantener un estado de hidratación constante a lo largo del día, incluso cuando no se entrena, ya que comenzar una sesión con déficit hídrico puede afectar negativamente el rendimiento y aumentar el riesgo de golpe de calor. Tomar líquidos en pequeñas cantidades desde la mañana y evitar bebidas diuréticas como el café en exceso son prácticas que favorecen la preparación previa al ejercicio.
El sudor no solo implica pérdida de agua, sino también de electrolitos esenciales. Entre ellos, el sodio es clave para mantener el equilibrio osmótico y prevenir calambres musculares. Por eso, en sesiones de más de una hora o en condiciones de mucho calor, el consumo exclusivo de agua puede no ser suficiente. En estos casos, las bebidas deportivas con sales minerales ofrecen una reposición más completa. Sin embargo, no todas las fórmulas son iguales: es recomendable elegir aquellas que contengan entre 300 y 700 mg de sodio por litro, junto con potasio y magnesio, y sin azúcares añadidos en exceso. Estas fórmulas favorecen la absorción de líquidos y ayudan a evitar la descompensación.
Un aspecto frecuentemente ignorado es el entrenamiento del sistema digestivo para la hidratación. Muchos corredores presentan molestias gastrointestinales cuando intentan beber algo durante la carrera porque no han acostumbrado su cuerpo a procesar líquidos en movimiento. Para evitar esto, es clave practicar la toma de líquidos durante las sesiones de entrenamiento, simulando las condiciones reales de la carrera.
Esto permite ajustar el volumen, el ritmo de ingesta y el tipo de bebida más adecuada para cada corredor. El objetivo es desarrollar una estrategia personalizada y tolerable que no interfiera con la respiración ni genere malestar estomacal.
Después del entrenamiento, la reposición de líquidos debe ser una prioridad dentro del proceso de recuperación. No basta con beber hasta calmar la sed; se debe tener en cuenta el peso corporal perdido durante la actividad. Una forma sencilla de estimarlo es pesarse antes y después del entrenamiento, y reponer entre 1.2 y 1.5 litros de líquido por cada kilo perdido. Esta reposición puede combinar agua, bebidas isotónicas y alimentos ricos en agua como las frutas. A través de este enfoque, la recuperación es más eficiente, se reduce el riesgo de fatiga acumulada y se favorece una mejor preparación para las siguientes sesiones.
En corredores que se preparan para eventos como la media maratón de Bogotá, consolidar un buen hábito de hidratación es un factor decisivo para sostener el plan de entrenamiento sin interrupciones.

Ropa para correr con calor: elige los materiales adecuados
La elección de la ropa para correr con calor influye directamente en la regulación térmica del cuerpo. Usar prendas fabricadas con materiales técnicos permite una mejor ventilación y favorece la evaporación del sudor, lo que ayuda a mantener la temperatura corporal estable. Tejidos como el poliéster de secado rápido o las mezclas con elastano son los más recomendados, ya que expulsan la humedad hacia el exterior sin retenerla. A diferencia del algodón, que absorbe el sudor y permanece húmedo, estos materiales reducen la sensación de pesadez, evitan irritaciones en la piel y permiten una mayor comodidad en distancias largas o entrenamientos prolongados.
Además de los materiales, el diseño y el color de la ropa también cumplen un papel importante al correr con calor. Las prendas ligeras, de corte holgado o con paneles de ventilación, facilitan la circulación del aire y reducen la acumulación de calor. Usar colores claros —como blanco, gris o tonos pastel— ayuda a reflejar la radiación solar, mientras que los colores oscuros tienden a absorber el calor, elevando la temperatura superficial del cuerpo. Es recomendable incluir accesorios como gorras tipo visera, gafas deportivas con filtro UV y prendas que protejan la nuca si se entrena bajo sol directo.
Finalmente, el equipamiento también debe responder al entorno. En zonas con alta exposición solar, es recomendable usar prendas con protección UV y costuras planas que eviten los roces. Un calzado transpirable completa el conjunto ideal para correr con calor. Ajustar la vestimenta según las condiciones climáticas es tan importante como planificar la hidratación o definir el horario del entrenamiento. Son decisiones que, juntas, permiten mantener la regularidad sin afectar la salud.

Prevención de golpes de calor al correr: señales y cuidados
El golpe de calor es una de las condiciones más graves que puede enfrentar un runner durante el entrenamiento en climas cálidos. Se presenta cuando la temperatura corporal supera los 40°C y el cuerpo pierde su capacidad para regularse. Correr con calor sin las precauciones adecuadas puede generar esta respuesta extrema, que requiere atención médica inmediata. Por eso, conocer los factores de riesgo y anticiparse con una estrategia de prevención es indispensable para cualquier corredor que entrene en verano.
Los síntomas suelen aparecer de forma progresiva. Entre las primeras señales están el mareo, la debilidad, el dolor de cabeza, las náuseas y una sensación de confusión o desorientación. En etapas más avanzadas, la piel puede enrojecerse o secarse, y en casos críticos puede haber pérdida de conciencia o convulsiones. Reconocer estas señales tempranas y detener la actividad de inmediato es clave. No se debe esperar a “recuperarse corriendo”; al primer signo de alerta, es necesario buscar sombra, hidratarse y enfriar el cuerpo lo antes posible.
Evitar este tipo de situaciones comienza con una buena planificación. Elegir horarios donde la temperatura sea más baja, reducir la intensidad del entrenamiento en días calurosos y evitar sesiones prolongadas sin pausas son medidas efectivas. También se puede aplicar agua fría en zonas estratégicas como cuello, muñecas y cabeza antes de correr, lo que ayuda a disminuir la temperatura corporal inicial. Algunos corredores incorporan paños húmedos o bandas refrigerantes como parte de su rutina en verano.
El proceso de aclimatación también cumple un papel importante. Exponerse progresivamente al calor, comenzando con entrenamientos suaves, permite que el cuerpo mejore su capacidad de disipar el calor. De igual forma, entrenar bajo la supervisión de profesionales o en programas organizados, como los entrenamientos oficiales de la media maratón de Bogotá, brinda un entorno más seguro para adaptarse a estas condiciones. Prevenir un golpe de calor no es cuestión de suerte, sino de preparación y responsabilidad.

Corre bien, corre seguro: entrena para la media maratón sin que el calor te frene
Correr con calor requiere planificación y cuidado. No se trata de evitar el entrenamiento, sino de adaptarlo de forma consciente para proteger la salud. Usar la ropa adecuada, mantenerse hidratado, conocer los síntomas del golpe de calor y elegir horarios estratégicos son decisiones que pueden marcar la diferencia en el rendimiento y la seguridad.
El entrenamiento para eventos como la mmB no se detiene con el clima. Por eso, los corredores comprometidos se preparan en cualquier condición, siempre con responsabilidad. Los programas de entrenamiento oficiales disponibles aquí están diseñados por expertos y tienen en cuenta las variables del clima bogotano, incluyendo días de altas temperaturas.
No esperes a que el clima sea perfecto para avanzar. Con el conocimiento y las herramientas adecuadas, el calor no es un obstáculo, sino una oportunidad para fortalecer tu disciplina. Súmate a los entrenamientos de la media maratón de Bogotá y sigue avanzando con seguridad, incluso en los días más calurosos del año.
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