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Cómo correr más rápido: claves para mejorar tu rendimiento
Correr más rápido es uno de los objetivos más comunes entre quienes practican el atletismo, ya sea de forma recreativa o competitiva. Esta mejora en la velocidad no solo permite alcanzar mejores tiempos, sino que también potencia la resistencia, la técnica y la eficiencia general del cuerpo durante la carrera. Aprender cómo lograr correr más rápido implica identificar qué aspectos físicos, técnicos y mentales pueden optimizarse a través de una rutina constante y específica.
Las personas interesadas en cómo aprender a correr más rápido suelen enfrentarse a preguntas clave: ¿qué tipo de entrenamiento es el adecuado?, ¿cómo evitar lesiones al aumentar la intensidad?, ¿cuánto tiempo tarda en verse una mejora real? Para responder a estas inquietudes, es necesario entender que correr más rápido no es únicamente una cuestión de talento o genética. Existen principios claros basados en evidencia que permiten a cualquier corredor, sin importar su nivel, avanzar hacia una mayor velocidad de manera segura.
A lo largo de este artículo, abordaremos estrategias prácticas que permitan mejorar la velocidad en distintos contextos: desde carreras cortas, como los 100 metros, hasta distancias más largas, como las que se recorren en eventos como la media maratón de Bogotá. Veremos cómo aplicar entrenamientos específicos, fortalecer los músculos implicados en la propulsión y afinar aspectos técnicos que marcan una diferencia significativa al momento de competir o entrenar.
¿Por qué enfocarse en la velocidad?
Mejorar la velocidad no es un objetivo exclusivo de los corredores profesionales. Quienes practican el running de forma recreativa también se benefician al trabajar este aspecto. Correr más rápido impacta directamente en la economía de carrera, es decir, en la cantidad de energía que se consume a una determinada intensidad. Un corredor con buena velocidad puede mantener un ritmo más alto sin aumentar excesivamente su esfuerzo, lo que se traduce en una mayor eficiencia general.
Además, la velocidad está vinculada al desarrollo de otros componentes clave del rendimiento físico, como la fuerza, la coordinación y la capacidad de respuesta neuromuscular. Cuando un corredor se entrena para ser más rápido, también mejora su capacidad de acelerar, desacelerar y cambiar de ritmo. Estos elementos no solo son útiles en distancias cortas como los 100 metros, sino que también aportan ventajas importantes en pruebas largas donde los cambios de ritmo estratégicos pueden definir el resultado.
Trabajar la velocidad también ayuda a prevenir la fatiga muscular y optimiza la zancada. Con una mejor técnica y control del movimiento, se reduce el riesgo de lesiones por sobrecarga. Incorporar sesiones específicas de velocidad dentro de un plan de entrenamiento completo permite al cuerpo adaptarse gradualmente al esfuerzo, fortaleciendo estructuras clave como tendones, ligamentos y músculos involucrados en la propulsión. En este sentido, enfocarse en la velocidad es una inversión funcional que mejora el desempeño global del corredor, sin importar la distancia objetivo.

Cómo lograr correr más rápido: fundamentos físicos y técnicos
El primer paso para aprender a correr más rápido es comprender cómo se produce el movimiento durante la carrera. La postura corporal cumple un papel esencial: el tronco debe mantenerse erguido pero relajado, con una ligera inclinación hacia adelante desde los tobillos, no desde la cintura. Los brazos deben acompañar el ritmo de las piernas, flexionados en un ángulo de aproximadamente 90 grados, oscilando hacia adelante y atrás sin cruzar la línea media del cuerpo. Esta coordinación entre brazos y piernas mejora la eficiencia del movimiento y permite sostener ritmos más altos.
Otro aspecto clave es la cadencia de zancada, es decir, el número de pasos por minuto. Una mayor cadencia suele estar asociada con menor tiempo de contacto con el suelo y mayor economía de carrera. Se recomienda trabajar para alcanzar una cadencia cercana a 170-180 pasos por minuto, adaptada a la estatura y biomecánica de cada corredor. En lugar de alargar la zancada de forma artificial, lo ideal es mantener una pisada más corta y reactiva, que reduzca el impacto y favorezca una transición rápida de un paso al otro.
Finalmente, hay que prestar atención al punto de contacto con el suelo. Apoyar primero con el talón puede generar fricción y pérdida de energía. Lo más eficiente es aterrizar con la parte media del pie, alineando el punto de impacto con el centro de gravedad del cuerpo. Esta técnica permite aprovechar mejor el impulso generado por el tríceps sural (gemelos y sóleo), músculos claves en la propulsión. Al incorporar estos fundamentos físicos y técnicos, se crean las condiciones necesarias para mejorar la velocidad de forma segura y progresiva.
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Cómo aprender a correr más rápido: progresión y constancia
Aprender a correr más rápido requiere consistencia y progresión. No se trata de correr al máximo en cada entrenamiento, sino de combinar intensidad, técnica y descanso. Para esto, existen tipos de entrenamientos clave, como son:
- Intervalos: series de alta intensidad alternadas con descanso (por ejemplo, 6 repeticiones de 400 metros al 85-90% de esfuerzo con 90 segundos de pausa).
- Entrenamiento en cuestas: mejora la fuerza explosiva y la técnica al subir pendientes cortas.
- Fartlek: combina distintos ritmos durante una sesión continua, ideal para ganar control sobre el cambio de velocidad.
- Control de cargas: incrementa la intensidad o el volumen de tus entrenamientos no más del 10% por semana. Usa días de descanso o trote suave para facilitar la recuperación y evitar lesiones.

Cómo correr más rápido 100 metros: velocidad pura y técnica explosiva
El sprint de 100 metros requiere un enfoque especializado. Aquí los componentes esenciales:
Aceleración inicial: trabajar en la salida desde posición baja con ejercicios de arranque (como salidas desde bloques o desde 3 puntos de apoyo) permite mejorar los primeros metros de la carrera, cruciales en esta distancia.
Técnica de sprint: frecuencia de zancada alta, movimiento activo de brazos, tracción del pie hacia el glúteo durante la recuperación. Algunos ejercicios recomendados, son:
- Sprints de 20 a 60 metros con descansos completos entre repeticiones.
- Saltos pliométricos como bounding o skipping largo.
- Ejercicios de coordinación como escaleras de agilidad.
La importancia del entrenamiento de fuerza
El entrenamiento de fuerza es un componente esencial para lograr correr más rápido, aunque a menudo es subestimado por corredores de media y larga distancia. Desarrollar fuerza muscular específica mejora la capacidad de aplicar más potencia en cada zancada, lo que se traduce en mayor velocidad. Ejercicios como sentadillas, zancadas, peso muerto y elevaciones de talones fortalecen los principales grupos musculares implicados en la carrera, especialmente el tren inferior, sin necesidad de incrementar masa muscular de forma excesiva.
Además de mejorar la propulsión, el trabajo de fuerza incrementa la estabilidad articular, lo que contribuye a reducir el riesgo de lesiones por sobreuso. Músculos más fuertes estabilizan mejor las rodillas, tobillos y caderas, permitiendo que el corredor mantenga una técnica adecuada incluso cuando aparece la fatiga. Integrar rutinas de fuerza dos o tres veces por semana —preferiblemente en días sin carrera exigente— puede generar adaptaciones notables en pocas semanas.
Un enfoque recomendado es el entrenamiento funcional, que combina fuerza, movilidad y control motor. Este tipo de rutina respeta los patrones de movimiento de la carrera y se puede adaptar a diferentes niveles de condición física. Para quienes se preparan para eventos exigentes como la media maratón de Bogotá, integrar sesiones de fuerza en el plan semanal no solo mejora el rendimiento, sino que también permite sostener el ritmo durante más kilómetros con menor desgaste físico.

Nutrición, hidratación y descanso: factores que influyen en la velocidad
Una alimentación adecuada es clave para sostener entrenamientos intensos y facilitar la recuperación muscular. Para correr más rápido, el cuerpo necesita una fuente constante de energía de calidad. Los carbohidratos complejos deben ser la base de la dieta, ya que alimentan las reservas de glucógeno en los músculos, esenciales para mantener ritmos altos. Las proteínas ayudan en la reparación y construcción muscular, mientras que las grasas saludables cumplen funciones hormonales y antiinflamatorias. Ajustar la cantidad y el tipo de alimento según el momento del entrenamiento permite optimizar el rendimiento diario.
La hidratación es otro aspecto que no puede descuidarse. Incluso una pérdida leve de líquidos puede reducir la eficiencia del movimiento y aumentar la sensación de fatiga. Beber agua antes, durante y después de la actividad física es fundamental, especialmente en entrenamientos de velocidad que elevan la temperatura corporal rápidamente. Para sesiones prolongadas o de alta intensidad, las bebidas con electrolitos ayudan a reponer minerales perdidos y mantener el equilibrio hídrico, evitando calambres y caídas en el rendimiento.
El descanso, por su parte, es el momento en que el cuerpo asimila las cargas de entrenamiento. Dormir entre siete y nueve horas por noche permite una mejor recuperación muscular, regulación hormonal y restauración del sistema nervioso.
Además, los días de descanso activo o total permiten evitar el sobreentrenamiento, una condición que afecta negativamente la velocidad y aumenta el riesgo de lesiones. Integrar pausas estratégicas en el plan de entrenamiento es indispensable para avanzar de forma segura hacia el objetivo de aprender a correr más rápido.

Medición del progreso: por qué participar en carreras
Participar en carreras oficiales permite medir el progreso de forma objetiva y realista. Competencias como la media maratón de Bogotá brindan un entorno controlado en el que es posible evaluar el desempeño frente a distancias y ritmos definidos. Más allá del resultado, estas experiencias aportan información clave para ajustar entrenamientos, identificar fortalezas y trabajar áreas de mejora. Además, correr junto a otros participantes ayuda a poner en práctica estrategias de ritmo y concentración que son difíciles de replicar en entrenamientos individuales.
Próximo paso: participa en la media maratón de Bogotá
Correr más rápido es una meta alcanzable con planificación, técnica y disciplina. Tanto si te preparas para los 100 metros como para distancias más largas, aplicar métodos específicos y progresivos marca la diferencia. Recuerda que mejorar tu velocidad requiere tanto trabajo físico como una recuperación adecuada.
Si ya estás trabajando en tu velocidad y quieres ponerte a prueba, la media maratón de Bogotá es una gran oportunidad. Este evento, organizado por Correcaminos Colombia, reúne a corredores nacionales e internacionales en un recorrido por la ciudad, combinando exigencia, logística bien estructurada y seguridad.
Al participar puedes evaluar tu progreso y vivir una experiencia que conecta con una comunidad activa y diversa. Asiste a nuestros entrenamientos gratuitos en diferentes sectores de Bogotá, agéndate en: https://www.mediamaratonbogota.com/entrenamientos/calendario Tu carrera comienza mucho antes del disparo de salida: empieza en tu plato.
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